La embriaguez habitual o toxicomanía puede ser motivo de despido cuando repercuta negativamente en el rendimiento laboral del trabajador, según se contempla en el Estatuto de los Trabajadores. Aunque, bien es verdad, que cada vez más las empresas ofrecen planes de actuación que facilitan a los trabajadores, tanto el reconocimiento de los consumos, como oportunidades para su tratamiento.